La esperanza no es un pronóstico. Es una orientación del espíritu, una orientación del corazón; trasciende el mundo que es inmediatamente experimentado, y se ancla en algo que está más allá de sus horizontes. -Václav Havel
Hay días en que resulta difícil abrir los ojos y mirar de frente al mundo, ocasiones en las que la esperanza básica que sostiene el corazón en el día a día decae incluso en los más optimistas. A veces, simplemente tomar conciencia de las crisis globales que enfrentamos (desde el calentamiento global a las crisis migratorias, desde la emergencia de líderes con mentes psicopáticas hasta el hambre y explotación que acecha a millones de niños, desde la deforestación y desaparición de miles de especies animales al año a la desigualdad económica sin precedentes a nivel global) puede hacernos empatizar profundamente con Mafalda cuando pide que paren el mundo porque se quiere bajar.
En esta entrada quiero resonar, acompañar y abrir mi corazón a quienes, tal como yo, a veces sienten ese cansancio del espíritu que llamaré aquí desesperanza, y explorar a través de esta reflexión la posibilidad de conectar con una esperanza nacida desde la misma oscuridad a partir del coraje de observarla de frente y de trabajar con y a través de ella en vez de huir demasiado pronto de la incomodidad que nos provoca. También me gustaría apuntar al trabajo del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado y su mujer Lélia y hacer una lectura de su experiencia como un ejemplo encarnado de quien ha mirado el sufrimiento y la desesperanza de frente y se ha podido reconectar con un sentido de esperanza a través de algunas vías que podemos explorar también en nuestra propia vida. Estas vías son: 1. Atender nuestras propias necesidades fundamentales; 2. Conectar con la inspiración disponible en uno mismo en los demás; 3. Nutrir nuestro sentido de comunidad y pertenencia; y 4. Conectar nuestras acciones cotidianas con nuestra visión para el mundo y con nuestros valores fundamentales. Como todo lo que escribo y lo que comparto en los grupos con los que trabajo, pongo estas ideas en palabras no porque sea experto en este tema (no lo soy), sino porque escribirlo me ayuda a comprender mejor y quizá aprender algo útil del proceso. Si a ti también te resulta de utilidad, la alegría es doble.

Mafalda en crisis de desesperanza. Viñetas de Quino.
La desesperanza puede surgir de muchas fuentes, desde el simple cansancio hasta el desgaste por empatía al estar expuestos al dolor de forma cotidiana. La desesperanza es una especie de burnout existencial, con expresiones análogas al burnout profesional: agotamiento emocional, despersonalización y baja satisfacción en lo que hacemos. Cuando estamos desesperanzados, a nivel personal sentimos que no podemos dar más de nosotros mismos (agotamiento), a nivel social nos comienza a invadir un cierto cinismo defensivo desde el cual nos desconectamos de los otros y perdemos interés en su subjetividad y en su destino (despersonalización), y a nivel existencial tenemos la sensación de que nuestras acciones en el mundo carecen de sentido y que no tienen ninguna relevancia o impacto (quizá podamos llamarlo baja satisfacción existencial).
Por duras que puedan ser las realidades externas que enfrentamos, siempre hay un elemento personal en el desierto interior de la desesperanza. La desesperanza nunca es solo la evaluación sobre el estado del mundo, por deprimente que pueda ser, sino que también surge de nuestras expectativas y nuestra manera de comprender los problemas y nuestro lugar frente a ellos. En este punto resueno con la voz de Václav Havel años antes de ser presidente de la república Checa, quien fue capaz de encontrar esperanza mientras estaba en prisión por defender a los derechos humanos en una Checoslovaquia que aun era un satélite soviético. A mediados de los 80s, Hável escribía:
El tipo de esperanza en que a menudo pienso (especialmente en situaciones que son especialmente desesperanzadoras, como estar en prisión) la entiendo sobre todo como un estado mental, no como un estado del mundo. O bien tenemos esperanza dentro de nosotros o no la tenemos; es una dimensión del alma que no depende de una observación particular del mundo o de una evaluación de la situación. La esperanza no es un pronóstico. Es una orientación del espíritu, una orientación del corazón; trasciende el mundo que es inmediatamente experimentado, y se ancla en algo que está más allá de sus horizontes. La esperanza, en este sentido profundo y poderoso, no es lo mismo que la alegría de cuando las cosas van bien o la intención de invertir en proyectos que claramente van encaminados hacia un éxito temprano, sino más bien la habilidad de trabajar por algo porque es bueno, y no solo porque tiene probabilidades de éxito.
La esperanza, desde esta perspectiva, no sería entonces un estado psicológico en respuesta a la expectativa de que las cosas van a salir bien. El tipo de esperanza a la cual me quiero referir es una esperanza enactiva que emerge a través de nuestras acciones y actitudes cotidianas y de una manera particular de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. Como lo expresa Rebecca Solnit en su libro Hope in the Dark (1), la esperanza es “una cuestión de principios y una manera de vivir, de hacer de ti mismo una pequeña república inconquistada del espíritu. Mantienes una esperanza en los resultados, pero no dependes de ellos”.
El aprender a actuar sin depender de los resultados trae consigo el regalo de la libertad. Esa falta de apego a un resultado, como aclara Solnit, no es una carencia de deseo o intención que dirija la acción (tal como la actitud de no-juicio, a menudo mal entendida en el mundo de mindfulness, no significa que nos volvamos sujetos sin preferencias). Al contrario, el mundo necesita de nuestra pasión, idealmente una que tome la forma de la compasión. El gesto interno de soltar el apego al resultado es más bien el espacio que permite que el deseo se manifieste con el poder de trascender el miedo al fracaso. La esperanza surge cuando conectamos nuestra propia vida con lo que uno comprende como verdadero y valioso, y desde esa conexión con el propio corazón surge una fortaleza que permite enfrentar las mayores dificultades.
El gesto interno de soltar el apego al resultado es más bien el espacio que permite que el deseo se manifieste con el poder de trascender el miedo al fracaso. La esperanza surge cuando conectamos nuestra propia vida con lo que uno comprende como verdadero y valioso, y desde esa conexión con el propio corazón surge una fortaleza que permite enfrentar las mayores dificultades.
Pienso en Mandela encarcelado por 27 años bajo el cargo de conspiración contra el gobierno de Sudáfrica, confinado en una celda mínima y con un permiso de una visita de 30 minutos por año. Pienso en Aung San Suu Kyi pasando 15 años de arresto domiciliario por su intención y determinación de construir la democracia en una Burma dominada por una dictadura militar brutal. Pienso en el Dalai Lama, exiliado de su país desde que Mao Tse-Tung anexa Tíbet a China e inicia la destrucción sistemática de la cultura, la lengua tibetana y miles de monasterios, además de la explotación de la naturaleza y la matanza de cientos de miles de tibetanos. Pienso en Edward Snowden viviendo aun en asilo político, perdiendo su libertad por proteger la de los demás al denunciar el perverso estado de vigilancia de Estados Unidos a sus ciudadanos. Al igual que Hável en prisión, qué pocas fuentes externas de esperanza deben haber tenido estas personas en la oscuridad de la situación que enfrentaban o que aun enfrentan. En ellos y en tantos otros héroes de la historia reciente vemos ejemplos de quienes en tiempos de oscuridad no han perdido del todo su esperanza pese a que su lucha no diese fruto inmediato y pese a que sus circunstancias vitales fuesen del todo desoladoras.
¿Qué ayudó a estos seres notables y qué puede ayudarnos a nutrir la esperanza en tiempos de oscuridad?
Una respuesta posible proviene de la observación del trabajo y trayectoria vital del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado. Durante décadas, Salgado recorrió más de 100 países fotografiando con una mirada honesta y sin concesiones la vida y las circunstancias de los desheredados del planeta: los trabajadores de las minas de oro en Brasil, los niños refugiados y migrantes de las Américas, Europa y África, las víctimas del genocidio en Ruanda, los campos de refugiados en Bosnia… Donde había peligro y sufrimiento, ahí iba Salgado con su cámara, y en su esfuerzo de retratar las vidas que se encuentran al borde de lo humano se puede percibir la compasión en el centro creativo de su trabajo, abriendo su conciencia y la de su público al sufrimiento radical, unido a la motivación de inspirar un cambio positivo a través de su arte.

Un campo de refugiados en Benako, Tanzania repleto de refugiados ruandeses en 1994. En medio de la desolación y la desesperanza, el rostro brillante de un niño que mira a su madre con absoluta confianza. (Sebastião Salgado/ Amazonas Images)
El nivel de sufrimiento infligido por el propio ser humano en otros seres humanos, captado sin filtros por el corazón y el lente de Salgado dejó una marca penetrante en su alma y una visión desoladora sobre la naturaleza humana. Dice Salgado en el documental La Sal de la Tierra (2): “Somos un animal feroz, un animal terrible nosotros los humanos. Sea en Europa, en África, en Latinoamérica, donde sea. Nuestra violencia es extrema. Nuestra historia es una historia de guerras. Es una historia sin fin, una historia de locos”. Tras su último viaje a al Congo y Ruanda, donde presenció y documentó el genocidio de decenas de miles de personas, Salgado cayó en un pozo de desesperanza: “No creía en nada. No creía en la salvación de la especie humana. No merecíamos vivir más… ¿Cuántas veces tiré al suelo la cámara para llorar por lo que veía?”

Sebastião Salgado: “¿Cuántas veces tiré al suelo la cámara para llorar por lo que veía?” – Fotograma de La Sal de la Tierra, documental de Wim Wenders.
El deterioro en la salud del abuelo de Sebastião Salgado le hizo volver a su granja en Minas Gerais, donde él había vivido de niño. Pero en la granja de su infancia el bosque había desaparecido completamente, y con él los animales y los arroyos. Ahora era una tierra completamente empobrecida y seca. Su mujer, Lélia, tuvo una idea que bordeaba el absurdo: “¿Por qué no replantamos el bosque que había aquí antes?”
La idea podía sonar como una locura pues nadie había intentado replantar la mata atlántica, el tipo de bosque nativo de esa área de Brasil. Pero durante los siguientes 10 años un milagro ocurrió en esas 600 hectáreas. Con ayuda de otras personas, y enfrentando las dificultades y frustraciones de lidiar con una tierra completamente erosionada, fueron replantando la finca y reintroduciendo más de 150 especies nativas de la mata atlántica. El trabajo fue difícil: el primer y segundo año perdieron el 60% y el 40% de las plantaciones, respectivamente. Sin embargo, al momento de publicar el documental La Sal de la Tierra, Lélia, Sebastião y el equipo del ahora llamado “Instituto Terra” habían replantado 2.5 millones de árboles. En estas imágenes se observa la transformación de la finca:
- Instituto Terra – 2001
- Instituto Terra -2013
En paralelo al proceso de reforestación del Instituto Terra, el cual fue cedido por los Salgado como parque nacional y centro demostrativo para la reforestación, Salgado desarrolló un trabajo fotográfico completamente distinto al que había estado realizando previamente. Tenía la intención de sensibilizar a la población sobre la fragilidad de la naturaleza frente al daño provocado por el hombre y, debido a su trabajo previo, su primer impulso al realizar este proyecto fue el de denunciar la explotación de la tierra en sus diversas formas. Sin embargo, después de reflexionarlo, comprendió que lo que realmente cumpliría su objetivo era mostrar la belleza de la naturaleza en los lugares del planeta que aun existe en su estado prístino y los grupos humanos que han vivido en armonía con la tierra desde hace miles de años. El fruto de ese trabajo es el libro y la exposición Génesis (3), que el mismo Salgado ha llamado su “carta de amor al planeta”.
El notable documental de Win Wenders sobre la vida y obra de Sebastião Salgado, La Sal de la Tierra, concluye con estas palabras: “El hombre cuyas fotos nos han contado un millón de historias de la vida en este planeta ahora comparte una gran historia y sueño con nosotros: la destrucción de la naturaleza puede ser revertida. Más de mil fuentes de agua están fluyendo nuevamente por el suelo del Instituto Terra”.
En el proceso de recuperación de la esperanza de Sebastião Salgado podemos prestar atención a cuatro aspectos desde los cuales podemos observar nuestra propia vida.
1. Atender nuestras propias necesidades fundamentales. Después de su último viaje a Ruanda y al Congo, con el alma hecha trizas, el fotógrafo se conecta con una necesidad de detenerse. Su agotamiento es total y no puede seguir empujándose más allá de sus límites emocionales. Es probable que haya surgido la necesidad de descansar, de conectar con un sentido de paz y la necesidad de reconectar con su familia y la naturaleza.
Si observamos en nuestra propia experiencia, nos daremos cuenta que muchas veces nos seguimos empujando pese a nuestro agotamiento y desgraciadamente podemos pasar largo tiempo sin prestar atención a las necesidades de nuestro cuerpo, nuestro corazón y nuestra mente. A menudo la desesperanza es simplemente cansancio, falta de nutrientes físicos, intelectuales, sociales, emocionales o espirituales. Es necesario, si queremos conectar con una esperanza sostenible, partir por atender nuestras necesidades.
2. Conectar con la inspiración disponible en uno mismo y en los demás. A través de su trabajo de fotografía social y de denuncia, Salgado había desgastado su cuerpo y su mente a través de un exceso de empatía por el dolor de la humanidad en su totalidad. La exposición crónica al sufrimiento y la empatía sostenida por el dolor no solo pueden ahogar la esperanza, sino que también pueden agotar los recursos de un cerebro que por diseño evolutivo ya tiene un sesgo negativo (percibimos más fácilmente lo que anda mal que lo que anda bien). Para nutrir nuestra esperanza y poder generar una compasión sustentable en el tiempo necesitamos conectar con la inspiración que surge al notar y celebrar la belleza y la nobleza disponible en uno mismo y en los demás. Sebastião no solo encontró inspiración en la belleza del proyecto de reforestar la finca de su abuelo, sino que por primera vez orientó el lente de su cámara hacia la belleza del mundo, de los animales, de los árboles y de la gente que vive en armonía ecológica con el planeta. Solo al prestar atención de esta manera se dio cuenta de que, pese a los desastres ambientales, aún tenemos casi la mitad de la faz de la tierra en estado natural y muchas de las zonas que han sido explotadas son recuperables, como lo ha demostrado el Instituto Terra. Una vez que su indispensable trabajo fotográfico basado en la indignación moral frente a la injusticia fue explorado a fondo, Salgado contactó con un sentido de apreciación y de amor al mundo y a la vida en sus múltiples formas. El amor, la admiración, la apreciación y la gratitud nutren la esperanza y la energía vital en los seres humanos, activando en nuestro cuerpo estructuras y funciones asociadas a estas emociones sanadoras que nos hacen disfrutar de lo bello y nos sostienen en tiempos difíciles.
Considera la belleza, la nobleza y el amor que hay dentro y fuera de ti. Conéctate, busca, investiga y nutre tu mente y corazón con las historias de las millones de personas que están haciendo cosas nobles por los demás, por la tierra, por los animales, por la vida. Te invito a sentir devoción por la gente y por las historias de nobleza que no salen en los periódicos. La devoción no es nada especialmente religioso. Es simplemente el ejercicio de hacernos suficientemente humildes como para caer literal o metafóricamente de rodillas frente a la belleza que emerge de algo o de alguien.
La devoción no es nada especialmente religioso. Es simplemente el ejercicio de hacernos suficientemente humildes como para caer literal o metafóricamente de rodillas frente a la belleza que emerge de algo o de alguien.
En estos meses estoy nutriendo mi esperanza del amor y del trabajo de mis amigos de Nirakara, de Miguel llevando la meditación a los albergues para los sin techo, de Gustavo y Nazareth explorando modelos cuánticos para comprender la conciencia y el misterio de cómo nuestros corazones se entrelazan, de Emilio transformando el sistema de salud en Colombia, de Carlos y tantos otros trabajando en un sistema educacional más consciente, de Silvia generando comunidades compasivas, de Gabriel en su cruzada por humanizar los cuidados intensivos, por Enric, Cris, Patxi, Alberto, Jose, Claudio y tantos otros generando nuevos modelos para volver a afiatar el tejido comunitario en torno al proceso del morir en entornos de cuidado, de Pablo, Silvia, Claudio, Anita cuidando con una devoción increíble a sus bebés, de Roberto, Álvaro, Pilo, María Noel, Santi, Fer, generando espacios de conciencia en sus entornos, y un gigante etcétera. Solo comparto los nombres de algunos pocos de mis héroes cotidianos que están esperando que los traiga a mi conciencia para nutrirme de su amor y trabajo. Pero si abrimos los ojos a la realidad de la belleza disponible, las fuentes de inspiración son inagotables. Esa apertura requiere práctica y el gesto de recordarnos unos a otros la importancia de nutrir la inspiración.
3. Nutrir nuestro sentido de comunidad y pertenencia. Salgado reconecta con la tierra de sus ancestros y se siente parte de algo que trasciende su individualidad. En su vejez está en la tierra donde creció y donde vivieron sus padres, y con su trabajo junto a Lélia está restaurando y sanando lo que recibió de su familia. Más aun, al convertir la granja en un parque nacional, conecta un sentido de pertenencia familiar con un sentido de pertenencia nacional y finalmente global: esta tierra es un centro demostrativo donde se enseña cómo reparar el bosque en cualquier parte del mundo. Finalmente, este trabajo no solo lo conecta con una comunidad humana, sino que también al regenerar este bosque el espacio vuelve a poblarse de una comunidad de animales e insectos que pueden tomar refugio en esta tierra y, por tanto, el sentido de comunidad de Sebastião se expande más allá de lo humano hacia una pertenencia comunitaria inter-especie.

Lélia Wanik Salgado y Sebastião Salgado en un vivero de árboles nativos en el Instituto Terra. 2013.
Es imposible sostener la esperanza en aislamiento. Simplemente porque somos seres profundamente relacionales y tenemos un sistema nervioso diseñado principalmente para emitir e interpretar señales sociales, nuestra inspiración y nuestra esperanza se construye relacionalmente. Hasta el aparentemente solitario místico de claustro está en profunda comunión y lo habita un profundo sentido de pertenencia. En un sentido el misticismo es la búsqueda de la pertenencia absoluta. Mandela, en pleno aislamiento, se hizo amigo de su carcelero, un militar blanco pro-apartheid que no pudo evitar ver la bondad de Mandela y quererlo, y a quien acabó nombrándolo como “mi prisionero, mi amigo, mi maestro, mi padre”.
Desde aquí podemos preguntarnos: ¿cómo está nuestro propio sentido de comunidad y pertenencia? ¿Cómo estoy nutriendo y estoy permitiéndome ser nutrido en mis relaciones? ¿Qué podemos hacer para generar comunidades que nutran nuestra esperanza y nutramos la esperanza de otros? Y una pregunta que será relevante para aquellos de nosotros a quienes nos es más fácil dar que recibir: ¿podemos abrirnos a nuestra propia vulnerabilidad y estar dispuestos a inter-depender con otros? Pertenecer y participar de una comunidad requiere abrirnos a necesitar tanto como a ser necesitado, a inspirar tanto como a ser inspirado.
¿Podemos abrirnos a nuestra propia vulnerabilidad y estar dispuestos a inter-depender con otros? Pertenecer y participar de una comunidad requiere abrirnos a necesitar tanto como a ser necesitado, a inspirar tanto como a ser inspirado.
4. Conectar nuestras acciones cotidianas con nuestra visión para el mundo y con nuestros valores fundamentales. Finalmente hay un punto central en cómo entiendo la esperanza a la que me estoy refiriendo: La esperanza no está adentro de la mente ni tampoco está afuera: la esperanza se manifiesta en el mundo relacional que participo en co-crear a través de lo que hago y cómo lo hago. La esperanza no consiste en esperar que algo suceda, sino que surge de lo que hago en mi relación con el mundo y con los demás. Por esto, la esperanza de Sebastião no surge de esperar que el planeta vaya a mejor a nivel ecológico, sino que entrena su mirada, se prepara y desarrolla la nueva habilidad de fotografiar animales y paisajes. Se expone a hacer algo completamente nuevo cuando su prestigio como fotógrafo social ya estaba asegurado. Pone su cuerpo para viajar al corazón del Amazonas para encontrarse y convivir con la tribu Zo’é. Lélia no se sienta a esperar que la tierra de la familia reverdezca: se arremanga la blusa y comienza a plantar árboles.
La esperanza se manifiesta en el mundo relacional que participo en co-crear a través de lo que hago y cómo lo hago. La esperanza no consiste en esperar que algo suceda, sino que surge de lo que hago en mi relación con el mundo y con los demás.
Cuando alineamos nuestras acciones cotidianas con la visión del mundo que queremos ayudar a construir nos conectamos con nuestros valores fundamentales. Los valores no son algo impuesto desde afuera por una religión, sino que son tu respuesta a esta pregunta: ¿Qué es lo que realmente te importa en la vida? Esta una pregunta básica y fundamental, tan básica y sin embargo qué pocas veces nos la hacemos, y la consecuencia de esto es que a menudo nuestras actividades diarias no están conectadas con lo que realmente nos importa en la vida. Para sostener la esperanza, sobre todo en tiempos oscuros, es indispensable encarnar nuestros valores en acciones concretas cotidianas y, de esta manera, nutrir una esperanza basada en la evidencia que genera nuestra acción.
Este post es bastante más largo de lo que suelo escribir para este espacio. Si has llegado leyendo hasta este punto, solo quiero agradecerte por estar ahí. Tu presencia imaginada me acompaña en este diálogo escrito, a las 3:18 am de un domingo. Así de relacionales somos 🙂
Si este post te ha tocado de alguna manera, me encantaría leer tu reacción y tus ideas al respecto en el espacio para los comentarios.
(1) Solnit, Rebecca. 2016. Hope in the dark: untold histories, wild possibilities. Chicago, Ill: Haymarket Books.
(2) Wenders, Wim, Juliano Ribeiro Salgado, David Rosier, and Sebastião Salgado. 2015. The salt of the earth: a journey with Sebastião Salgado.
(3) Salgado, Sebastião. 2014. Genesis. Köln: Taschen
Maravilloso artículo.
Muchas gracias querido Gonzalo por tu post. Me parece notable y me resuena hondamente. Un abrazo. _/\_
Gracias Judith, me alegra que te resuene, yo suelo resonar mucho con las ideas que compartes, sobre todo en torno a la educación. Gracias por tu presencia amable todos estos años.
Es largo cierto, tanto como interesante. Hasta conseguir leerlo completo sin esfuerzo.
Inspiradora La sal de la tierra como obra documental y nada que añadir solo agradecerte el post.
Lo dicho… Gracias a ti!
Gracias por tu comentario Karina, Y hasta el viernes!
Gracias Gonzalo. Tu post me acompañó este domingo a las 5:30 am, en un momento en que necesitaba leer estas reflexiones. Vi el documental sobre Salgado el año pasado y tocó mi alma… tu análisis me ha recordado ese gran ejemplo y tantos otros admirables, con conceptos que re-quiero (y me desafío a) interiorizar.
Gracias Elibet. Me alegra que este post te haya acompañado en tu desvelo y que te invite a interiorizar y re-querer ciertas ideas fundamentales.
Infinitas gracias por esta reflexión Gonzalo!
Es maravilloso darse cuenta de que las ideas y proyectos mas trascendentes se hilvanan y crecen en nuestro quehacer cotidiano.
Un Abrazo!
Un abrazo Cristián!
Hola Gonzalo, excelente lo escrito, y muy verdadero, arranco el dia laboral, veo tu mail y después de haber leído el libro de la inteligencia emocional de Golemanm, confianza total para tus hijos, (que tengo tres) otros mas, y ahora estoy a mitad de camino con tu libro (mindfulnes y el equilibrio emocional) que aprovecho para decirte que está buenísimo y sigo haciendo todas tus practicas, puedo decir que entre la terapia con mi terapeuta, que el tiempo me demostró que tenia razón sobre mi diagnostico, y se lo dije, y todo lo leído, me tomé un tiempo para mi arrancando el dia y leyendo esto tuyo que me interesaba, (dediqué un rato para mi, solo para mi), puedo decirte que volví después de un largo camino a ser quien yo era, seguro con cambios, pero yo manejo mis pensamientos, no ellos a mi, y practico, practico, practico, con todo lo que voy aprendiendo, dándome cuenta de lo que son solo pensamientos, la amabilidad, la
respiración, etc. etc.
Quiero agradecerte todo lo que haces, porque te sigo!! Un abrazo grande y lindo lunes, desde Buenos Aires!! Marcelo Gatto.
Un gran abrazo Mareclo y gracias por tu generosidad al compartir tu proceso!
Muy inspirador Gonzalo, casi lloro con el episodio del carcelero de Mandela y no conocía el documental de Wenders, voy a buscarlo. Salgado y su mujer que gran experiencia de vida. Y me hace mucho sentido ver la desesperanza como un burnout existencial!… Muchas gracias
Gracias por tu comentario Pancho. Sí, muy increíble la amistad entre Mandela y su carcelero Christo Brand. Qué karma habrá tenido este joven para tocarle a sus 18 años a Mandela como su prisionero. Curiosamente fue una amistad tolerada por el sistema penitenciario, de hecho a Mandela lo cambiaron de cárcel creo que un par de veces y trasladaron al gendarme también.
Muchas gracias Gonzalo, por este post.
Apreciatividad..eso que Laura Isanta define tan bonito como la forma de rescatar lo valioso y significativo, de lo que te rodea.
Co-crear, un término muy transpersonal y potente, que creo que no se suele entender, pero que tú has explicado muy bien. Es así, participando en la creación de cada uno, como nuestra vida tiene sentido y valor..y lo tiene cuando de verdad te alineas con eso que sientes que has venido a hacer y que previamente ha requerido que sueltes mochilas de seguridad y miedos.
Tu forma de compartir el significado de la esperanza y como haces hueco a la compasión, es magnífica.
Gracias por tu trabajo, por repoblar como Salgado, aprecio por la vida en mente y corazón.
Muchas gracias por tu apreciación y por motivarnos a rescatar lo valioso y significativo de lo que nos rodea. la apreciación es una cualidad entrenable y podemos ayudasnos a cultivarla.
Maravilloso post. Hace unas semanas vi el documental de Wenders sobre Sebastiao Salgado y hubo un momento en que me sentía tan mal que tuve que pararlo. Menos mal que luego se me ocurrió ver lo que seguía y reconfortarme con la maravilla que logró en las tierras de sus padres. Gran lección! Maravilloso documental que debería ver todo el mundo.
Hola María, gracias por comentar. Tantas veces la vida nos pone en esa situación, ¿no? donde las cosas se ponen como para “parar la película” y dejarla hasta ahí… A veces toma coraje seguir adelante pero luego suceden o uno hace que sucedan cosas que pueden dar sentido a los dolores anteriores.
Gracias infinitas por las reflexiones compartidas, de alguna forma es volver al origen, al vinculo que nos une con uno mismo y los seres vivos con los que cohabitamos, y en esta relacion encontrar la fuente de la esperanza, alli mismo está!!!
Gracias, Gonzalo, por tu siembra permanente y generosa. Siempre brindas oportunidad de reflexion y crecimiento para empezar por uno a contribuir al cambio que deseamos para todos. Un abrazo
Gracias a ti Chris, por estar siempre sembrando, personal y profesionalmente, el cambio que quieres ver en el mundo. Definitivamente estás entre las personas que me inspiran.
Gonzalo
Cómo agradezco haber dispuesto del tiempo necesario para de:tenerme en este texto.
Muchas gracias por compartirlo, por tus palabras, inspiraciones, conmociones, por traer a colación (¡sí, seguimos necesitando recreos y nutrirnos para seguir!) la esperanza de mano de la desesperanza mirada de frente.
Un agrado leerlo!
Un abrazo
Gracias Maca! 🙂
Se agradece la bocanada de aire fresco Gonzalo.
Saludos.
Gracias Gonzalo. Gracias por darte el tiempo de expresar tan claramente lo que tantos llevamos dentro y que por eso no pudimos dejar esta lectura a la mitad. Gracias porque puedo invitar a leer este mensaje-regalo maravilloso a muchos que aún no han tenido la oportunidad de conocerte o encontrarse con esta mirada tan amorosa y esperanzadora de la vida, que deja atrás la soledad en que muchos de nosotros hemos estado.
Un abrazo . Muchas bendiciones para ti.
Muchas gracias Virginia. Qué bueno leerte por acá.
Claro que lo he leído hasta el final, no una, varias veces Gonzalo. Esto es lo que quiero decirte: a pesar de los muchos pesares, por causas de las que nunca fui consciente jamás he perdido, ni la fe en el ser humano, ni la esperanza en nuestro destino como especie. Mi pequeña contribución al cofre donde guardes el tesoro de la esperanza: me dedico profesionalmente a investigar en biología molecular y en los últimos años he tenido la suerte de presenciar como el trabajo que amo me ha dado algunas respuestas con un nombre, epigenética o lo que es lo mismo, la capacidad para transformar la forma en la que se expresan nuestros genes, de manera eficaz, duradera y transmisible. Todavía no sabemos cómo hacerlo, pero de que lo descubriremos, estoy segura. En los últimos años muchas veces he pensado que es más que probable que millones de personas, como yo, hayamos descubierto por azar la forma de hacerlo y esa sea una de las causas de la variable, pero persistente esperanza con la que somos bendecidos. Tiene que ser así, el gen/es compasivo/s y el/los que codifican para la fe y la esperanza han tenido que estar en nuestro genoma desde el principio o no hubiéramos sobrevivido como especie. Seguramente los silenciamos individual o colectivamente durante muchos y a veces largos períodos de tiempo (el que vivimos podría ser uno de ellos, tan negras parecen las cosas), pero podemos aprender como volver a hacer que se expresen. Ha debido de estar sucediendo una y otra vez a lo largo de la historia. Ojalá, como a mí, te consuele la posibilidad.
A mí también me impresiona Salgado, gracias por hacerme recordarlo y gracias por lo que me enseñaste y sigues enseñando.
Beso grande y abrazo fuerte.
Nanda
Gracias Nanda, por tu buen comentario. Al leerlo me vuelve la sensación de tu manera tan auténtica y tu perspectiva en el curso de compasión de la última primavera. Claro que tomo la epigenética y la pongo en mi cofre de la esperanza, cerquita de la neuroplasticidad, pensando en el cambio onto pero también filogenético. Gracias por tu trabajo y por hacer una ciencia que conecta con el alma. Es tan necesaria en estos días!
Querido Gonzalo, que honesto, que profundo y motivador es tu mensaje.Doy gracias a la Vida , a tus padres , a ti mismo por ser fiel a tu vocación y por mostrarnos una nueva forma de vivir lo que nos trae la vida y nos mueves a aportar nuestro granito de arena ,a reconocer la fuerza interior de nuestro espíritu y a trabajar auto cuidándonos ,en lugar de quedarnos en la queja .
Que Dios te bendiga!
Gladys Ines.
Querida Gladys, muchas gracias por tu mensaje y tus bendiciones se te multipliquen. Pienso que ya van a ser 4 años desde el curso en la Alberto Hurtado. Qué lindo que estuviste ahí.
He empezado a leer con un poco de prisa suponiendo que esta reflexión era mas corta, pero a medida que avanzaba en la lectura he conectado con mi propia desesperanza, he reconocido en mi ese cansancio que se agarra como una lapa al alma para que la mirada se vuelva brumosa. Al reconocer esto he sentido mucha necesidad de seguir leyendo para encontrar ese “antídoto” magnifico que nos vuelva a reconectar con la Esperanza, está claro que la lectura no te devuelve la ilusión por la vida, eso es algo que debe uno buscar dentro, pero con el relato he reflexionado para hallarla dentro de mi misma. Lo intentaré todas las veces necesarias, “me remangaré la blusa” y empezaré plantando ese verdor entre mis allegados más próximos y ya veremos si consigo replantar la esperanza que todos nos merecemos y necesitamos.
Gracias.
“Lo intentaré todas las veces necesarias, “me remangaré la blusa” y empezaré plantando ese verdor entre mis allegados más próximos y ya veremos si consigo replantar la esperanza que todos nos merecemos y necesitamos”.
Gracias, gracias, gracias.
Me parece tan magnifico el relato. Tan inspirador …hasta los comentarios me hacen pensar que aun hay esperanza. Esta en todos nosotros y al leer la historia. Las historias que narras no hago si no comprender que hay motivos mas que suficientes para seguir caminando.
Abrazos
Rosa Indra Maitri
Hola Rosa. A mí también me han sorprendido e inspirado mucho los comentarios. A seguir caminando! Abrazos.
Mil gracias Gonzalo por tu autenticidad, por tus reflexiones, por la profundidad de tus palabras que resuenan en los que aún creemos en la naturaleza bondadosa y compasiva del ser humano. Por este canto a la esperanza y por nutrir nuestras mentes y corazones. Gracias. Un abrazo fuerte.
Hola Espe! Gracias por tu comentario. Un abrazo para ti!
Infinitas Gracias
Buenísimo mensaje Gonzalo…..tal como dicen los otros comentarios…lo encuentro notable que te des el tiempo de escribir un extenso texto con convicción y estoy muy de acuerdo con lo indicado. Ahora el arte de como avanzar en lo planteado, es lo que me deja con entusiasmo.
Hace una semana compre tu libro de Mindfulness y El equilibrio emocional, lo que he leído hasta ahora es un excelente aporte y espero que avanzar en la lectura despeje y aclare mi sentido práctico para avanzar.
Hola Sebastián, gracias por tu comentario y me alegra que te esté gustando el libro.
Hola Gonzalo, como siempre sigues atento a lo que realmente importa en nuestro mundo tan agitado.
El poder ver con claridad la chispa de fuerza, de bondad y de compasión que yace dentro del sufrimiento de
quién sea que lo experimenta, se agradece. Y me atrevo a validar ese sentido de interdependencia entre el sufrimiento y
la bondad que de este surge casi siempre. Muchas veces me sorprendo de la capacidad de recuperación que los
seres humanos poseemos y que entiendo debemos observarla con atención para hacerla emerger. Es por ello que
se entiende que tanto la desesperanza como la capacidad de revertirla es un estado mental.
Cuando alcanzamos a ver esto, muchas veces podemos incluso caer en un juego al revés con desesperanza por desear un cambio aún mayor en la toma de conciencia de esta capacidad.
Gracias Gonzalo por tus comentarios con los cuales empatizo plenamente.
Cariños Ana-María Clasing
Gracias a ti Ana María por nutrir por tantos años esa mirada sabia en ti misma, en tus pacientes y en tus estudiantes del Dharma. “Muchas veces me sorprendo de la capacidad de recuperación que los seres humanos poseemos y que entiendo debemos observarla con atención para hacerla emerger”. Qué buena observación. Aunque hace bastante tiempo se habla de “traumatización vicaria” (el impacto negativo de estar expuesto al sufrimiento de los pacientes constantemente), más recientemente se ha comenzado a investigar la “resiliencia vicaria”, que es el impacto positivo que tiene en los terapeutas y profesionales de la salud el ser testigos de la fuerza interior, resiliencia e integridad de los pacientes frente a su enfermedad y sufrimiento. De alguna manera, ver que alguien ha sufrido y ser testigo de cómo remonta su sufrimiento o aprender a relacionarse con él con sabiduría es una gran vía de nutrir la esperanza. En este sentido, servir es literalmente un privilegio.
Gonzalit hermano,
Muchísimas gracias por tu alma que se hace clara y potente en tus palabras. Me es alentador la posibilidad de quizás existan formas de mirar de frente y entrar en contacto la oscuridad que pueden abrir las puertas a la luz y la vida. ” La esperanza no es un pronostico. Es una orientación del corazón, es una orientación del espíritu…”
Tremendo. Gracias!
Guili
Gracias hermanito, un gran abrazote que llegue hasta Colorado. Gracias por compartir la oscuridad y la luz por tantos años de amistad.
Querido Gonza.
He leído con detenimiento tu columna, en un momento de descanso, y tras un día de paternidad intensiva.
Curiosamente, tambien leo y escribo de madrugada.
Quisiera aprovechar de agradecerte la honestidad y apertura de tu escrito, me inspiran y resuenan tus palabras y me llega especialmente el sentido de esta esperanza que nace de tocar la propia vulnerabilidad, recordé esa frase se escuche hace años, cuando estábamos en la universidad, y que me quedo dando vueltas (y sigue haciéndolo), que solamente de un corazón dolorido puede brotar el verdadero amor, unido al entrenamiento de no huir del sufrimiento (propio y ajeno), sino que podía aprender a mirar al dolor de frente.
Esta esperanza encarnada y relacional que nos compartes me vuelven a conectar, me invitan e interpelan, me hacen detenerme a mirar mis propios dolores y temores, y me hacen querer ir más allá de mí, me hacen también valorar lo está presente: el amor, la amistad fraterna, la honestidad, el silencio.
Me dan ganas de unirme al clan y compartir una buena conversación contigo y con los amigos y compañeros de camino que nombras y tantos otros, agradezco los encuentros de palabras y momentos que hemos compartido.
Compañero, quiero agradecer tu inspiración, me invitan a seguir caminando y explorando, tanto dentro como fuera de mí, con mis dolores y amores a cuesta.
En esta silenciosa noche, me alegra saber de ti y te reconozco.
Me alegra saber que estás ahí, tal cual.
Un abrazo amigo.
Clau.
Querido Clau, amigo mío, gracias por estar ahí y por compartir estas palabras y el aprecio por el amino compartido, tan cercano al corazón y a la exploración de la conciencia. Resueno con esas ganas de ir más allá de sí y al mismo tiempo valorar lo presente, con los dolores y amores a cuestas. Eres un grande Clau, gracias por tanto.
Hola Gonza tus palabras llegan con tu música por aquí en Scotts Valley, CA . Llegan al fondo de esta alma que se siente perdida y desesperanzada algunas veces…. y llegan como tu música a mis oídos y encuentran la esperanza a partir de preguntarme lo que es importante en mi vida… que son mis seres queridos, mis amigos , las carcajadas, la danza , los besos y los abrazos. También las sonrisas de los niños, la fidelidad y amor incondicional de los perros y en general la belleza que veo en la naturaleza. Gracias amigo por devolverme al sendero de la gratitud con tu mensaje y por regresarme la mirada que puede observar y valorar todo la belleza que acompaña mi existencia! Te quiero mucho amigo!
Qué buenos re-descubrimientos, Mafe, me alegra mucho leerte así, sabiendo que la desesperanza asecha en estos días. Un abrazo con mucho cariño.
Querido Gonzalo, no son tantos los posts que leo a duras penas por las lágrimas que me hace la vista borrosa, y percibo que tu don por hacernos conectar con la desesperación que cada uno lleva dentro, nos lleva a la esperanza que está en su núcleo. No me había planteado lo necesario y nutritivo que puede llegar a ser, sentir tal desesperación – por que al final es el hilo que nos conecta con nuestra esencia humana, que nos recuerda cuanto nos importa la vida y lo sagrado que es haber recibido el regalo de nacer. Tu trabajo penetra hasta la fibra más sutil de la humanidad y ejemplos reales, vividos y transformadores como los tuyos, como los de Lélia y Sebastiao y tantos más son promesas vitales de que juntos podamos co-crear un mundo mejor. Mil Gracias.
Gracias Fiona por tus generosas palabras. Probablemente la posibilidad de tocar nuestra desesperanza nos ayude a ver la profundidad y amplitud del corazón y su capacidad de sostener las paradojas. No creo que sea casualidad que las personas con una gran capacidad de amar de manera altruista sean personas que también han sufrido bastante. A vececes los dolores no solamente duelen, sino que también abren nuevos espacios interiores cuando nuestra visión se volvía estrecha.
Estimado Gonzalo,
gracias por permitirme acompañarte en el paseo de pensamientos y emociones que recorriste el domingo en la madrugada. Me he sentido conectada contigo, conmigo, con todos y con todo, interdependiente en una red que mi mente no alcanza a abarcar pero que mi espíritu intuye. Y eso es una experiencia maravillosa y nutritiva. Me mueve, y sólo espero poder propagar ese impulso y bienestar que has generado en mí en las personas que encuentre en mi camino. Y seguir reconectando para mantener el impulso vivo, poniendo un granito a la vez, atenta a cada oportunidad de hacerlo. Gracias.
Muchas gracias Ana, por ofrecerme compañía y por esa disposición a estar atenta a cómo aportar tu granito de arena. Me parece una motivación maravillosa.
Hola, mi nombre es Maria Eugenia Velis, venezolana, radicada en Caracas, leo tu post y veo que la desesperanza esta arraigada en mi país, siento profundamente que nuestra evolución como habitantes de este pueblo ha sido signada por un conformismo característico, que seria tema aparte explicar sus orígenes y causas, Siento que tenemos una gente hermosa que deja su lucha a manos de una maquinaria política y no busca re-interpretar su salida a la crisis en un entorno mas comunitario. Si tenemos héroes locales, lo desconozco y eso me hace sentir peor, me debo a su búsqueda y a convencer que que una salida conectada a lo mas humano, al entender al otro y desmontar falsos mitos de que los gobiernos resuelven.
Hola María Eugenia, gracias por compartir tus sinceras y penetrantes palabras desde Caracas. Es muy dura esa sensación del que el alma de un país está desesperanzada y que se estanca la evolución de sus habitantes. Frente a la ausencia de héroes y de la desoladora maquinaria política, me deja curioso esa posibilidad que leo entre tus líneas “re-interpretar su salida a la crisis en un entorno mas comunitario”. ¿Cuál podría ser un paso en esa dirección? A mí me hace sentido buscar la esperanza en los lazos comunitarios más que en la potencial aparición de un héroe. En el Budismo hay una especie de profecía que dice que la mente iluminada del futuro no aparecerá como una persona, sino como una comunidad. Un abrazo fraterno.
Salud. Fui alumno tuyo en un curso de compasión en Granada. Manolo es mi nombre. Durante el curso tuve la impresión de que aquello era un tranquilizante para personas acomodadas económicamente, que ya pasada cierta edad tenían un vacío existencial y un desasosiego vital y que buscaban momentos de autoengaño para tirar un trozo más del camino, pero todo desde el bienestar propio , en la propia burbuja y sin compromiso social y sin mancharse con los problemas del resto de trabajadores y de vecinos o personas que nos rodean, pues en.paralelo conocía personas en grupos de lucha contra los desahucios, grupos de parados, y pensaba que eso si era de verdad compasión práctica. Tras leer el artículo reconozco que con respecto a ti me equivoqué y me alegro. Solo falta que los que hemos sido alumnos tuyos o de cualquier curso de atención plena adoptemos la visión que aquí plasmas. Perdón y gracias.
Hola Manolo, qué gusto leerte por acá. Me acuerdo bien de ti y de tu pareja en ese curso en el centro María Zambrano de Granada. Te agradezco de corazón tu apertura y coraje para escribir estas líneas. No hay nada que perdonar por mi parte. De hecho, en el contexto del curso, me gustó escuchar tu voz cuestionadora que ponía sobre la mesa la pregunta sobre la relevancia de las prácticas meditativas frente a los problemas como el hambre, el desempleo, la desigualdad, etcétera. Creo que es una pregunta importante y que vale la pena no cerrar de antemano todas las posibilidades, ya que es un mundo por explorar. Personalmente creo que el activismo se potencia mucho cuando quienes lo practican pueden conectar con sus propios recursos, su resiliencia y una cierta paz interior, ya que hay activismos que acaban replicando las dinámicas relacionales que generan el sufrimiento que combaten. Al mismo tiempo, sería muy importante que las personas interesadas en la meditación y el desarrollo personal viesen más claramente la importancia de que no hay verdadera libertad sin luchar por la libertad de los demás. Un abrazo grande!
Martes a la tarde, llueve mucho y asi llega la noche más temprano. Vuelvo a leer el post y los vívidos y honestos comentarios de tantos y por alguna razón que no sé bien (y que tampoco me parece muy relevante saber) aparece en mi una canción. Hace más de 17 años que no la esuchaba. Recuerdo que solía escucharla mucho en mis tiempos de estudiante en la universidad. Pero hoy , después de tantos años la vuelvo a escuchar (x culpa de este post 😉 !) y resueno con ella y con lo que aquí has expresado tan bien, de manera tan bella, sabia, descarnada, honesta (a mi parecer y sentir).
Les comparto unas líneas que me brotan ahora y que me conectan también con varios de los que han comentado aquí . Estas líneas me ayudan a que podamos recordarnos que si se callase el ruido, si nos aquietamos y silenciamos juntos, quizas juntos podriamos entender que nos queda la esperanza.
Gracias Gonzalo por entender e inspirarnos a entender QUE ES LO QUE NOS QUEDA, CUANDO PARECE QUE NADA QUEDA. Gracias a cada uno de los que pude leer aqui en sus comentarios!
Ojalá disfruten y sientan la letra tanto como yo.
Con mucho cariño de verdad,
María Noel
Háblame de tus abrazos, de nuestro amor imperfecto,
de la luz de tu utopía, que tu voz tape este estruendo.
Si se callase el ruido
oirías la lluvia caer
limpiando la ciudad de espectros,
te oiría hablar en sueños
y abriría las ventanas.
Si se callase el ruido
quizá podríamos hablar
y soplar sobre las heridas,
quizás entenderías
que nos queda la esperanza.
Aqui la letra completa.
Si se callase el ruido.
Isamel Serrano
No te dejará dormir este estrépito infinito
que intenta llenar los días de tinieblas y enemigos.
Una estruendosa jauría se empeña en hacer callar
las preguntas, los matices, el murmullo de ojalás.
Ruido de patriotas que se envuelven en banderas,
confunden la patria con la sordidez de sus cavernas.
Ruido de conversos que, caídos del caballo,
siembran su rencor perseguidos por sus pecados.
Si se callase el ruido
oirías la lluvia caer
limpiando la ciudad de espectros,
te oiría hablar en sueños
y abriría las ventanas.
Si se callase el ruido
quizá podríamos hablar
y soplar sobre las heridas,
quizás entenderías
que nos queda la esperanza.
Ruido de iluminados, gritan desde sus hogueras
que trae el fin del mundo la luz de la diferencia.
Ruido de inquisidores, nos hablan de libertades
agrietando con sus gritos su barniz de tolerantes.
Nunca pisa la batalla tanto ruido de guerreros,
traen de sus almenas la paz de los cementerios.
Háblame de tus abrazos, de nuestro amor imperfecto,
de la luz de tu utopía, que tu voz tape este estruendo.
Si se callase el ruido
oirías la lluvia caer
limpiando la ciudad de espectros,
te oiría hablar en sueños
y abriría las ventanas.
Si se callase el ruido
quizá podríamos hablar
y soplar sobre las heridas,
quizás entenderías
que nos queda la esperanza.
Gracias María Noel. Tomándole la palabra a Ismael recordémonos soplar sobre las heridas con empatía para nutrir nuestra esperanza. Noto en estos días que reconectar espontáneamente con canciones que no escuchaba ni en las cuales pensaba hace mucho tiempo parece relacionarse con rescatar sabidurias y valores de esos otro tiempo y de otras versiones de mí mismo. ¿Habrán en ellas tesoros que vienen al rescate del yo del presente? Nada es imposible para la música, ni si quiera trascender el tiempo.
Muy de acuerdo con todo, José Mujica, ex presidente de Uruguay es otro de los ídolos, que se suma a los que mencionas; que del encierro (estuvo 9 años en un calabozo) brotaron como la flor del loto de las ciénagas para iluminar el mundo con sus visiones y esperanza, sana y pura de ver este hermoso planeta y su gente en el lugar que nos merecemos, tierra, flora, fauna y humanos enlazados en una comunión armónica.
Querido Gonza. Primero agradecer. la cadencia , laspalabras las imagenes. Todo
ES Cierto que este post es más largo pero creo que nada le sobra me fue llevando a un recorrido de preguntas . La vida hoy, hacia dónde voy .
Qué palabra tan intensa y profunda que siento hoy como una bendición recuperarla para mi vocabulario. Poco la uso, mucho la valoro y la reflexión del artículo , más que un artículo , una profunda mirada existencial que me hizo recorrer un camino individual y colectivo.
Qué difícil resulta el desapego al resultado.
Esta reflexión me compromete a trabajar con la esperanza renovada y el compromiso de una eploración sincera y profunda por los caminos de la interconexión.El camino de la vida sin los otros qué sería.
GraciA DE NUEVO
Gracias por tu comentario Lili, y qué gusto compartir un tramo del camino. Que las preguntas sean fértiles y que la exploración sincera te lleve a esa apreciación de la interconexión sin perder contacto con tus propias necesidades. Un abrazo.
Gracias. Muchas gracias. Es necesario cuidar de nuestra esperanza.Conecté profundamente con la necesidad de alimentarla. Como dice mi maestro Thich Nhat Hanh…recuperar la frescura de las flores. Te ruego sigas profundizando y compartiendo sobre este tema. A mí me inspira mirar, oir,tocar la belleza de las cosas pequeñas.Esas hierbecitas intrépidas que nacen entre el asfalto y o los baldosines…. la sonrisa amorosa de mi madre tan enferma…
Muchas gracias Gonzalo, mi corazón necesitaba tu mensaje de ilusión. Gracias.
Nuestras interacciones pueden nutrir la desilusión o la ilusión. Es una elección. Gracias por resonar, Jorge.
leo este post en domingo,luego de atravezar un período de intensa turbulencia emocional y fisica…me he topado esta semana con ese mismo pensamiento de desesperanza…vi el documental de Sebastian y empaticé enormemente con su historia. Ejerci el periodismo en mi pais,Colombia, y– como El tampoco supe cómo ni cuándo parar. Viví en una doble condición- humana y profesional, el impacto de estar sobre sobre-expuesta a los actos de violencia y terror estatal y el ejercido por otros grupos al margen de la ley. Su testimonio tuvo un efecto espejo que me ayudó a ver lo qué me pasaba.Esta comentario tuyo abre caminos para salir de ahi, de ese túnel de la desesperanza. Hay caminos, alternativas que permiten reposicionarnos desde adentro. Que enorme luz me das con tu escrito. Mi alegria es doble al leer las reacciones sobre el tema. Gracias Gonzalo.
Gracias Ángela por compartir desde Colombia y me alegra ese momento de encuentro y reconocimiento de tu propio agotamiento a través del reflejo de Salgado y el que hayas encontrado luces para atravesar el túnel. Hermoso.
Muchas gracias Gonzalo por compartir esta especial forma de ver y vivir la vida.
Gracias por ser una fuente de inspiración.
No hay ninguna palabra que no resuene en lo más íntimo de mi ser. Qué difícil abrirnos a nuestra propia vulnerabilidad, soltar el apego a los resultados….pero qué gran fortaleza, esperanza e interconexión surgen cuando somos capaces de mirar esa vulnerabilidad y ese miedo de frente y no salir huyendo.
De nuevo mil gracias.
Gracias por las reflexiones. Es lindo pensar que nuestro día a día tiene repercusión en el bienestar de otras personas y a su vez, resuena en algún otro lugar del mundo. A veces es tan difícil salir de nuestra burbuja de rutina y hastío… Mil gracias. Un abrazo desde Vitoria.
Uuuf maravilloso, muy inspirador, la esperanza en la acción, mientras haya gente luchando con las armas del amor, la nobleza y la compasión hay esperanza, hay que actuar, muy motivador muchas gracias Gonzalo, saludos desde Temuco-Chile
me has hecho estremecer y resonar y leer esto que tanto necesitaba para seguir caminando. gracias
Bellas reflexiones que alientan a seguir creando espacios con intencion de compartir y generar maneras de vivir conjuntamente en un mundo mejor, yo seguire encontrándo mi modo, te agradezco tu manera de llenar esta parte de mi corazón que busca un aliento de paz .un abrazo querido Gonzalo.
Gracias por compartir tus palabras. En el proceso que has comentado de Sebastião Salgado, he visto mi propio proceso. Me ha ayudado a comprenderlo e interiorizarlo. Durante un año estuve en la oscuridad, hasta que decidí que tenía que parar, reflexionar sobre mi propia vida y lo que queria realmente. Ahora estoy construyendo, decido buscar las noticias positivas que me rodean, actuar para mejorar la situación de niños que tienen dificultades y no son comprendidos. Día a día me vuelvo a encontrar de nuevo conmigo misma.
Gracias de nuevo.
En mis días más difíciles repaso tus escritos, sin conocerte tus palabras me dan fuerza, me llenan de luz y reflexión. No sabes cuanto te lo agradezco.
Hola, Gonzalo. Muchísimas gracias. Este post es precioso, lleno de perlas, cada cosa casi para apuntar,lleno de amor y sensibilidad…
Lo comparto en mi muro y en nuestro grupo de Facebook de la alta sensibilidad en Valencia.
Merece la pena leerlo entero.
Acabo de descubrirte y ya me he enamorado.
Por una de estas casualidades de la vida me encuentro leyendo esta entrada justo un año después de que se publique… Me gusta encontrar estas pequeñas coincidencias, que me parecen reafirmar mi deseo de sobreponerme a la desesperanza. Hoy me hacía mucha falta leer algo como esto, tan lleno de verdad y de sentido común. Sin fórmulas mágicas, apelando a nuestra fortaleza interior para crear, para co-crear, para mirar de frente a lo que nos agota.
Muchas gracias, Gonzalo. Tu voz me ha acompañado mucho tiempo en la práctica, y ahora tus palabras por escrito también me ayudan. No es un camino fácil, pero hoy, por primera vez en mucho tiempo, quiero cultivar la compasión.
Gracias por replantar en mi la esperanza…
Muchas veces siento esta desesperanza al ver el mundo en el que vivimos, y quiero creer en la bondad del ser humano, pero me resulta muy difícil, cuando parece que esta bondad es más una excepción que una cualidad innata. Hace años seguía el trabajo de Sebastiao Salgado y, aunque me parecía admirable, me sumía en una gran tristeza al ver el mundo que plasmaba. He llorado al leer el post y he llorado al leer los comentarios, pero he llorado de alegría al ver que si, que realmente el ser humano es capaz también de lo mejor.
No puedo más que agradecer que existan personas como vosotros. MUCHAS GRACIAS.
Un fuerte abrazo desde Málaga – España.
Hola te escribo desde Argentina, durante muchos años sentí lo que describis en el artículo. Tenía todo y literalmente sentía que veía pasar la vida desde la vereda de enfrente, que no lograba ser protagonista. Hasta que el universo me empujó a conectarme con el mindfulness, coaching y biodanza. Ahí me cambió la vida: el coaching sumo herramientas para empatizar y entender que pasaba con quiénes me rodeaban, el mindfulness a estar presente…. A darme permiso para estar conmigo misma. Y con la biodanza logré reencontrarme, encontrar el sentido a mí vida ( mí misión), ampliación de conciencia y redescubrir que la relación con otros es clave y fundamental para no decaer… Para mí el secreto es trabajar con la corporalidad, dar espacio a lo instintivo y definitivamente apagar la cabeza ( bajarle el volumen al cortex, cómo le digo a mis alumnos)
Gracias, Gonzalo, por esta tirita para el alma, tan necesaria
Eres la sal de mi tierra
Abrazo redondo,
Beatriz
Gracias por el artículo Gonzalo. Sí me gustaría aportar que la visión de desesperanza inicial me parece algo sesgada y como tú mismo citabas parte de una negatividad, quizá inherente a nuestro propio cerebro. Los marcadores de bienestar y progreso en todos los frentes son tantos y tan amplios que la esperanza no es ya una posibilidad sino que se acerca a una certeza. Pero si solo vemos a “Trump, Siria y los conflictos y dificultades que quedan” y no cómo estábamos hace 20, 40 o 100 años perdemos la perspectiva. Salvo el cambio climático que es un reto monumental y “nuevo” y que vamos a solucionar seguro, hemos ganado tanto en derechos, menor violencia y guerras, y mayor justicia que no lo vemos. El trabajo no está hecho ni terminado y no podemos bajar la guardia. La conciencia plena puede ser una ayuda en ese camino de mejora y es más que bienvenida. Pero hará falta tecnología, razón y ciencia de calidad, como siempre ha sido, para dar soluciones a problemas complejos. Vamos muy bien, es un hecho y por ello, la esperanza surge. Gracias de nuevo.
Que decir, hermoso. Simplemente. Gracias.
Hola Gonzalo!!!
Primero de todo GRACIAS. Me nutrió este compartir tuyo hoy, madrugada del lunes 9 de Diciembre en Talavera de la reina, provincia de Toledo. España.
Lo colgó una querida amiga en Facebook y dí con la lectura. Cuando lo termino de leer son las 03:54. Tras desvelarme y no poder conciliar el sueño. No desesperanzado aunque si algo “desbordado” por la cantidad y dimensión de los retos vitales que, como especie, afrontamos e, individualmente, asumimos.
Quería hacer mención de un libro sencillamente maravilloso, diría incluso que imprescindible, sobre todo por la gran relación que tiene con el contenido de tu reflexión. El libro en cuestión (que tal vez conozcas) es ESPERANZA ACTIVA, de Joanna Macy y Chris Jhonston. Editado en castellano por la editorial La llave.
Lo venimos trabajando desde hace unos meses en un grupo de lectura y es sencillamente una joya de sabiduría. Una aportación muy a tener en cuenta para ENTRENAR y mantener nuestra ESPERANZA ACTIVA!!!
Quisiera compartir también con todo el respeto y valoración que siento hacia tu trabajo en general y hacia este texto sobre la esperanza, en particular, que me “faltó”, tal vez, referentes de mujeres en relación a este tema tan inmensamente hermoso y necesario como el de el cultivo de la ESPERANZA.
Wangary Mathay, por ejemplo, llevó adelante en Kenia un proyecto de reforestación con más de 30 millones de árboles plantados junto a un movimiento de mujeres creando empleo local y duradero. O el movimiento CHIPKO (Abrazo) en la india donde, literalmente, ABRAZABAN árboles milenarios para progerlos de la tala indiscriminada.
Con este compartir no quisiera, para nada, menoscabar tu nutrida y extensa aportación de referentes masculinos (que por otra parte me ha estimulado precisamente que sean varones cuidadores y comprometidos con la preservación de la vida) si no tal vez SUMAR y ampliar la mirada, también, y quizá de forma irrenunciable, hacia ellas y sus contínuos y constantes ejemplos de ESPERANZA aún siendo, histórica y periódicamente, maltratadas y negadas como seres humanos.
UN ABRAZO INMENSO cuando marcan ya las 04:14 de la madrugada.
Gracias de corazón!!!